No corres a 4 minutos el kilómetro.

No te ves fresco cuando corres.

Te cuesta trabajo, mucho, lo que intentas hacer.

Te duele la pierna.

O no te duele nada, pero te dolerá y lo sabes.

Por cada vez que empiezas has pensado no hacerlo.

No sabes si hoy será el último día.

No te apoyan.

Además te critican.

Tienes sobrepeso.

Los tenis cuestan.

Las carreras cuestan.

Comer cuesta.

Te lesionas.

Tienes problemas como cualquiera.

Tienes trabajo como cualquiera.

Tienes una vida compleja.

No es fácil, es más, es difícil.

Pero sigues y te levantas, entrenas, te sobrepones, te cuidas, te obligas, te haces responsable de ti y los demás, cuidas a tu familia, cuidas lo que comes, ahorras, equilibras tus tiempos, vas a terapia, miras al cielo buscando la fuerza para que cada caída sea una oportunidad de levantarte.

YO TE ADMIRO. No pares. Por favor.

Tu esfuerzo humilde es mi ejemplo.

Lo que te tome llegar a la meta, el tiempo que sea, sólo hazla tuya.

Ése es tu reto, el verdadero. El de cada día.

Sólo quería decirtelo. Échale ganas!